Hace ya un par de años que comenzamos nuestras andaduras en las jornadas de ocio alternativo de Mollina, las gigantescas jornadas TdN (Tierra de Nadie). Todo el mundo empieza un poco de la misma forma: alguien te invita, te habla mil maravillas de esas jornadas y tú, bueno, es verano y no tienes mucho mejor que hacer ese fin de semana caluroso de agosto, así que vas un poco «por probar». Al final, terminas dejándote la vida el día del F5 para conseguir plazas en cualquier actividad, sobre todo en los vivos. Y a la vuelta, una sensación extraña te invade, como despertarse de un sueño justo en la mejor parte, y te das cuenta de que harás todo lo posible por volver al año siguiente.
En un principio crees que lo bueno de las TdN son sus numerosas actividades, ya que estas jornadas cuentan con el CEULAJ como espacio en el que se desarrollan, lo que les permite albergar a cientos de visitantes, gracias también a una impecable organización que se supera año tras año. Pero nada más poner un pie allí, te das cuenta de que lo realmente valioso es su gente, personas de cada rincón de España que comparten tu misma ilusión por escapar de la rutina y pasar un fin de semana memorable, lleno de conflictos y aventuras. Y al final, «ése que coincidió conmigo en el vivo del Ministerio del Tiempo» o «aquél otro que fue Tutankamón en el de Egipto», terminan coincidiendo contigo en docenas de actividades más, hasta que incluso terminas aprendiéndote su nombre real. En ese momento te das cuenta de que os une un vínculo muy especial, algo que va más allá de una simple amistad, pues no sólo has convivido con esa persona, sino que habéis coincidido a través de otras muchas personalidades a las que habéis dado vida a través de cada juego.
¿Lo peor de las jornadas? Que se acaban demasiado pronto y hay que esperar un año para volver. Eso cambió en cierta forma hace un par de años, cuando comenzaron a llevarse a cabo las Rolea, en octubre-noviembre. Y la verdad es que también se pasa mejor si consigues verte con algunos de tus compañeros de camping en alguna de vuestras ciudades…
Este año nuestras jornadas han sido aún más especiales. Por un lado un poco tristes, porque nuestro Rafa estaba en Noruega por motivos de trabajo. Pero por otra parte, éste ha sido el primer año en el que hemos colaborado activamente en las jornadas, realizando una de nuestras partidas de Piratas VS Ninjas, La muerte del Capitán Morgan. Un rol en vivo que aún seguimos puliendo con cada partida, y con el que no nos cabe duda de que nuestros jugadores lo pasaron tan bien como nosotros dirigiéndolo.
Si todo va bien, el año que viene nos tendréis allí con la segunda entrega, Última noche en Isla Bonassa, una partida mucho más amplia y ambiciosa, en la que intentaremos superarnos, ¡como siempre!
Y para terminar, os dejamos las ansiadas fotos de la partida, entre las que incluimos tanto nuestras caóticas fotografías como algunas de las imágenes compartidas por la organización de las jornadas.
¡Hasta el año que viene!